9 de junio de 2009

¡HUELGA!... ¿una costumbre?


Se dice que es una de las mas grandes e importantes universidades del país, en el norte de México, en el estado de Sonora, se ubica la Universidad de Sonora, la que ante todos se presenta como la máxima casa de estudios en la región, y como una institución de gran prestigio, ya que así lo es y así lo a sido durante sus casi siete décadas de existencia.

Como sabemos, es normal que dentro de toda institución, sea cual sea, se generen conflictos, diferencias y problemas a los cuales en ocasiones se les encuentra una pronta solución, pero también ay veces que esos problemas se agrandan poco a poco de una manera que se generan problemas de una mayor magnitud, este es el caso de la tan afamada y criticada huelga de la Unison. Ya sea por cualquiera de los dos sindicatos, el de los empleados o el de los maestros, pero parecería que ya se ha vuelto toda una costumbre o tradición que desde luego no le da una buena imagen n a la institución.

Siempre se ha dicho y hablado sobre el derecho que tiene todo trabajador de expresar sus inconformidades sobre su situación laboral estallando una huelga. Este año, fueron los miembros del STEUS, comandados por su líder sindical Dorotea Rascón, quienes hicieron valer su muy criticado derecho y se apoderaron de la Universidad cerrando sus puertas y colocando las banderas rojinegras en señal de protesta e inconformidad. Esto ocurrió el pasado 3 de Abril, cuando ese día por la tarde se daba el anuncio de que la huelga había estallado, en ese momento, la reacción que tuvieron los estudiantes fue de resignación, por ser este un problema que se encontraba fuera de sus manos, pero, a la vez teniendo un sentimiento de esperanza pensando que pronto acabaría.

Durante las vacaciones de semana santa no hubo mucha preocupación por la huelga, ya que todos se encontraban distraídos y ocupados en otras cosas y a pocos les paso por la mente este problema, además de que ya se sabía que durante el periodo vacacional nadie se preocuparía mucho por encontrar una solución. Al terminar semana santa empezaron las “negociaciones” y diálogos para la búsqueda de una solución entre el STEUS y la Universidad. El STEUS exigía un aumento salarial de mas de un 20%, mientras que la postura de la Universidad desde un principio fue de solo un 4.25%, el cual se dijo ser un ofrecimiento único según el rector Pedro Ortega.

Fueron pasando los días y la situación era la misma: la Universidad cerrada, supuestas negociaciones entre las autoridades, y lo mas importante: miles de estudiantes sin clases. El STEUS defendía su derecho y se aferraba a él de manera concreta. Dorotea Rascón siempre se mostró firme en sus peticiones y aseguraba que la huelga no se levantaría hasta no haber un mejor ofrecimiento, y así ocurrió, fueron un total de 57 días, 57, es decir, casi dos meses de tener a la Universidad prácticamente secuestrada.

A lo largo de todos esos días, miles de alumnos vivieron una situación muy difícil, ya que el estar tanto día sin clases, sin ir a la escuela y tener su carrera en una pausa total es algo que no es para nada favorecedor. El no ir a la escuela en un tiempo que no es periodo vacacional provocó una serie de sentimientos y emociones de todo tipo, un sentimiento de desesperación, frustración y temor se hacía cada ves mas grande con el pasar de los días, ya que mientras mas era el tiempo que se perdía, mas cercana era la posibilidad de la perdida del semestre, cosa que, en caso de darse, traería consigo muchísimas consecuencias mas, y no solo para cada uno de los estudiantes, sino también para cada una de las familias de ellos.

Lo de la posibilidad de la perdida del semestre significaría dejar sin escuela por todo lo que queda del año a muchos estudiantes. Ellos, hubieran tenido que buscar opciones de en cuáles invertir su tiempo, muchos en busca de un trabajo, muchos otros sin hacer nada, y muchos mas hubieran visto la posibilidad de ingresar a otra institución para así sacarle la vuelta a todos estos problemas que se presentan en la Unison. Todo esto hubiera representado una situación muy complicada en la comunidad estudiantil. Al imaginar todas las cosas negativas que podrían suceder en caso de que el problema no se solucionara, algunos grupos de alumnos comenzaron a implementar estrategias en búsqueda de una solución.

Bloque de cruceros de la ciudad, plantones permanentes, marchas de protestas y colocación de pancartas fueron algunas de las estrategias por parte de los alumnos de las diferentes carreras y semestres. Incluso, se llegó hasta el limite de buscar la opción de la impartición de clases fuera de la escuela, esto como una medida extrema, pero, a pesar de todo el esfuerzo por parte de los alumnos, nada servía de nada, porque las autoridades en vez de ayudar o de hacer algo positivo, nunca hicieron nada, incluso se amenazó con que se colocarían banderas rojinegras en todas aquellas instituciones en las que se impartieran clases a alumnos de la Universidad, cosa que desató aún mas el coraje, la desesperación y los malos deseos y pensamientos hacia los personajes protagonistas de este problema.


Finalmente, cuando todos los esfuerzos parecían ya perdidos, y la perdida del semestre estaba a la vuelta de la esquina, después de haberse presentado infinidad de veces la misma propuesta la Universidad dio su brazo a torcer ante el STEUS y ofreció un 11% de incremento. Ante esto, los miembros del sindicato de empleados votaron y decidieron aceptar la propuesta, entonces, después de 57 días, terminó la huelga.

Posteriormente se anunció el regreso a clases y se hicieron públicas las modificaciones al calendario escolar para la parte final del semestre, cosa que obviamente resultó muy ajustada debido a tanta perdida de tiempo, por lo que se podría poner en juicio la calidad de la educación al trabajar de una manera apurada.

Ante todo esto sólo quedan las reflexiones, opiniones, quejas y comentarios. La frialdad de las palabras ante la dureza de la situación. Con este problema se puso de manifiesto el interés económico sobre el interés por la educación, ya que ninguna de las acciones y esfuerzos realizados motivaron para que la huelga terminara.

Se entiende y se comprende el hecho de que los miembros del STEUS exijan y busquen una mejoría en su situación económica, pero lo que no se entiende ni se comprende es la falta de sensibilidad por parte de las autoridades ante la perdida de clases, es este el punto central de todo, ya que lo que respecta a lo económico, eso sabemos que se maneja por debajo del agua.

Es triste saber que todo esto de la huelga pareciera volverse ya una costumbre de parte de los sindicatos. El hecho de que cada año se pida un incremento salarial ha hecho que la UNISON tome una cierta fama como una institución huelguista ante la sociedad.

Ahora, y después de todo, sólo queda esperar a que los miembros del otro sindicato no hagan lo mismo y estallen su huelga, ya que entonces la situación no tendría solución. Sinceramente que miedo y que triste.
Por Guillermo Tapia Romero

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